Siempre quise ser profesora. Mi madre me contaba que, desde que tenía tres años, colocaba a mis muñecas en fila contra la pared y hacía que era su profesora. Siempre he disfrutado explicando las cosas a la gente y siempre he creído que acabaría enseñando en una escuela de preescolar. Incluso en mis vacaciones del colegio o de la universidad, trabajaba como profesora de apoyo a media jornada para ayudar en los colegios, y lo disfrutaba enormemente.
Aunque mientras estaba en la universidad, me acabó fascinando la investigación. Más o menos una semana después de mis exámenes finales, el jefe del departamento me llamó y me dijo: «Queremos patrocinar tu doctorado, y que una vez finalizado trabajases con nosotros. ¿Te gusta la idea?» Me encantó profundamente el concepto de poder combinar enseñanza e investigación.
Fue por diversos motivos. Primero, como parte de mi investigación he estudiado a estudiantes que atienden colegios internacionales y que crecen en comunidades fuera de sus países. He visitado el Colegio británico de Guangzhou, que forma parte de la red de Nord Anglia y hace tiempo que estoy interesada en el fenómeno de «niños de la tercera cultura», cómo se desarrollan y aprenden. Así que he visto esta como una gran oportunidad de profundizar mi conocimiento y espero contribuir con algo relevante en esta área.
El segundo motivo es que Nord Anglia es una red enorme de colegios y lo digo en el mejor sentido de la palabra. Hay tantos colegios dentro del sistema, que si se desarrolla una buena práctica en uno de ellos, existe el potencial real de que tenga un impacto más extenso en toda la red. Si como miembro del Consejo, puedo desempeñar un papel en ese efecto multiplicador, sería increíblemente gratificante.
También quería ayudar a salvar el paso entre el bachillerato y la universidad, tanto con prácticas en universidades que pueden adoptarse en el bachillerato o viceversa. Sería satisfactorio contribuir a ese aprendizaje y crecimiento compartido.
Totalmente. Déjame que empiece revisitando un punto que hice estas conferencias. Tenemos que cambiar nuestro enfoque más allá de la estricta «inteligencia cognitiva» y hacer más énfasis en otras áreas como las inteligencias corporal-cinestésica, interpersonal e intrapersonal. Todas son esenciales y no puede esperarse que sean desarrolladas cuando se entra en la universidad. Tienen que ser nutridas durante la educación del individuo desde temprana edad.
De hecho, diría que actualmente las escuelas están haciendo un mejor trabajo apoyando estas áreas que las universidades. Por ejemplo, muchos colegios siguen priorizando la educación física, que agudiza la inteligencia corporal-cinestésica, algo que las universidades a menudo descuidan, lo cual considero una verdadera pérdida. Si vamos a vivir más años y contribuir de forma significativa en la sociedad y en la economía, mantener nuestro bienestar físico, emocional y social será crucial. Esos cimientos deben crearse pronto.
Los colegios proporcionan un entorno donde los jóvenes aprenden aptitudes de vida esenciales, como colaborar, gestionar conflictos y reparar las relaciones. Estas experiencias humanas son fundamentales, y los colegios desempeñan un papel clave ayudando a los estudiantes a gestionarlas.
Si tienes dos individuos con las mismas aptitudes cognitivas y la misma capacidad para ofrecer un trabajo de buena calidad, es probable que la empresa contrate o ascienda al que también tiene estas habilidades blandas y pueden ir más allá del aspecto técnico del trabajo.
Creo que lamentablemente, a nivel de alta dirección, la gente dice que no se trata solo de calificaciones, sino que son todas esas otras dimensiones las que importan. Pero a la hora de contratar gerentes y ante cientos de candidatos para un puesto, ¿qué se busca? Se utilizan las calificaciones como un dispositivo de selección. De cierta manera, es más difícil cualificar otras cualidades como la resiliencia. Quizás puedas poner a prueba las habilidades interpersonales en una entrevista y hacer preguntas hipotéticas sobre la resiliencia, pero en realidad no lo sabes. Por desgracia, en este punto de la contratación, las empresas suelen limitarse a mediciones objetivas y dejan de lado las otras dimensiones más humanas.
Creo que es esencial que los jóvenes aprendan cómo aprender. Esta es la habilidad más valiosa que pueden llevar durante el resto de sus vidas.
A veces oímos a las empresas que dicen: «Tu licenciado no sabía qué hacer el primer día, tuvimos que formarlo. No estás haciendo un buen trabajo». Pero mi respuesta es esta: si por ejemplo, contratas a alguien para el sector financiero, nosotros no le enseñamos los productos específicos que tu empresa vende. Ese es tu papel. Lo que hacemos es enseñarles a comprender estos productos, y lo que es más importante, a desarrollar habilidades para imaginar y diseñar la próxima generación de productos.
Hemos establecido las bases y los hábitos mentales adecuados para permitirles aprender y adaptarse con rapidez. Con el tiempo, aprenden los datos específicos, pero es la capacidad de aprender lo que más importa.
Además, especialmente en unos tiempos en los que mucha gente, jóvenes y mayores, se enfrenta a desafíos de salud mental, debemos encontrar las maneras de fortalecer la resiliencia de la gente joven.
En Singapur y quizás mayoritariamente en Asia, existe cierto pragmatismo, quizás incluso una ideología pragmática, de que ir a la universidad significa conseguir un buen trabajo y progresar en la vida. Dado el nivel de urbanización y de los rápidos cambios en el lugar de trabajo, la gente joven puede sentirse fácilmente relegada o privada de sus derechos porque el mundo laboral está cambiando.
Es posible que hayan estudiado un tema específico y, de repente, el mundo laboral da un giro y la carrera en la que habían estado preparándose ya no existe cuando se gradúan. Así que, ¿cómo crean significado cuando el mundo está cambiando tan rápidamente?
En la era de la IA, puede que lo más importante en nuestra educación sea cultivar y fortalecer estas dimensiones humanas en cada uno de nosotros. Los conjuntos de aptitudes técnicas pueden aprenderse, y de hecho, tendrán que ser reaprendidas, porque la vida útil del conocimiento y de las aptitudes va a ser cada vez más corta.
Pero lo que se queda con nosotros son nuestras cualidades humanas, y estas también serán útiles en el lugar de trabajo. Estas cualidades son las que nos hacen personas más fuertes, mejores, más empáticas, que podamos ponernos en el lugar del otro, acompañarlos y ver las cosas desde la perspectiva ajena.
Las cualidades de ser humano son las que le darán al individuo una buena posición en nuestro mundo cambiante, porque entonces estarán centrados, dispondrán de un sólido conjunto de valores fundamentales y esto los distinguirán de lo que la IA puede hacer.
Es una pregunta que hemos discutido bastante tanto con los estudiantes como con el personal docente.
Para nuestros estudiantes, la IA va a influir en su trabajo. Tanto si eres un abogado como un contable o alguien en el departamento de marketing, la IA ya está dejando una huella masiva. En muchos campos, los estudiantes necesitarán la habilidad de utilizar la IA para crear los primeros borradores, planteando las preguntas correctas, lo cual es una aptitud que se puede aprender. Pero yendo más allá, ¿cómo evalúas el primer borrador y lo mejoras? Ahí es donde el pensamiento crítico entra en escena. Para ser bueno en tu trabajo, debes poder crear un borrador final perfecto. Los licenciados también deben trabajar de manera alineada con los clientes, saber leer la energía de la sala o cómo negociar. La IA puede ayudar con algo de eso, pero al final, deben transpirar las cualidades humanas.
Y para nuestros profesores, también hay muchos aspectos relacionados con esto. Uno es para los que van a ser creadores de la futura IA. ¿Cómo formarlos para eso? Los estudiantes de grado y doctorado que estudian informática, ¿qué deberían aprender? No soy una experta en ese campo, pero hemos estado hablando sobre cómo la próxima generación está adoptando lo que se conoce como informática poscuántica. Con nuestra investigación, debemos estar en la frontera para poder trasladarlo a las aulas para aquellos estudiantes que quieran dedicarse a ese sector.
Soy optimista. Con la mentalidad y valores adecuados, la gente joven prosperará.
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